Mi amiga Ana

A Ana la conocí cuando estudiaba, tendría unos 12 o quizas 11 años, era una niña, ella se veía un poco mayor,eso se lo dejo a su apariencia; en un inicio no nos llevábamos muy bien, discutíamos constantemente, ella pensaba de una forma y yo de otra, casi siempre discutíamos por la forma de vestirnos y hasta a veces por lo que deberíamos o no comer, el asunto es que poco a poco nos fuimos entendiendo y forjamos una amistad de años. No es fácil ser princesa, era la frase preferida de Ana, así me ayudó con mi apariencia física, en ese tiempo yo estaba algo redonda, no gorda, pero se me salía ese rollito que todas quisieramos eliminar, comenzamos con las clásicas dietas,pero estrictas, selectivas y con ejercicio abundante, y mi figura cambió, hasta novio logré encontrar. Muchas veces conocí a la amiga de Ana, sinceramente no sé porque eran amigas, eran tan distintas, sin embargo a veces tenían razgos comunes, su nombre era Mía. Ana, Mía y yo nos hacíamos llamar las tres mosqueteras, siempre juntas, con el paso del tiempo , nuestra amistad iba de mal en peor, opté por Ana, aprendí que lso trios en amistad no funcionan, siempre uno queda más alejada de las otras dos, en fin, Mía conoció a otras chicas, entre ellas una de mi mismo curso, ya teníamos unos 15 años.

Ana tenía una relación extraña con mi familia, nadie la quería, todos estaban en contra de nuestra amistad, yo por mi parte no le veía nada de malo, ella me entendía, conversabámos a solas frente al espejo, nos mostrabamos desnudas, nos mediamos,a veces no recordabamos ciertas cosas, y llorabamos juntas, las ideas suicidas nos seguían constantemente...Ser princesa no es fácil...la princesa esta triste...¿que tendrá la princesa?, nuestra gran frase. Nadie la quería, poco a poco comenzé a perder amigos, familiares, etc, según ellos mi humor era fastidioso, no tenía estabilidad emocional y mi aspecto daba pena...con Ana seguimos la amistad, pero claro, despues a escondidas...

No podía evitar estar con ella, practicamente éramos una, muchos decían que ella me había cambiado, que era una especie de zombie andante, que ya no sonreía, que ya parecía muerta. Perdí a mi novio, perdí mucho, pero Ana nunca me dejó.Un día de muchos otros estuve mal, me desmayé, un desmayo no como los de siempre despues de hacer amistad con Ana , terminé donde siempre terminaba, pero esta vez no sería igual , fui a dar al hospital, lo primero que ví fue a mi madre llorar al lado de mi cama y unas cuantas agujas clavadas en mi mano, unos sueros y un doctor que me examiba los ojos, luego con el tono típico de los médicos para dar las malas nuevas, anunció que mi estado era crítico, que debía quedarme allí e iniciar el tratamiento que nunca lograba cumplir, el que burlaba, el que renegaba y por el que mi familia clamaba en cada oración, Ana me estaba pasando la cuenta, nuestro viaje de ya 8 años, oculto para nosotras y visible y macabro para otros, estaba siendo cerrado, terminado, salvado...No podría ser madre, la amenorrea que disimulé ya estaba en evidencia hace mucho tiempo, mi sistema inmune era un mierda, mi corazón cada día estaba más debil, mis pobres intestinos no daban más, entonces por primera vez vi el rostro de Ana, solitario, vacío, triste...lo ví pálido, escuálido, lo ví en mí, lo ví en otros y otras en las reuniones de grupo, lo ví en la tv y no me gustó ... pobre Ana. Son muchas vidas las que carga con la muerte, son muchas muertes que carga en vida... Mi amiga Ana, es Anorexia.