EL DESPEGUE

Ya despegó.... , las manos sudorosas mojan el pantalón oscuro y el corazón palpita a mil, hasta me parece que saldrá de la boca y caerá al pasajero de adelante; dicen que el despegue es una de las cosas más dificiles, será siempre igual?, en este caso claro que lo fue. Nunca había volado en avión y nunca había estado bajo estas circunstancias, salir del pais a bailar...genial!!!; pero luego de la hora de viaje y de tener los pies hinchados y ya haber visto la vigoroza cordillera junto a toda su majestuosidad, y por supuesto, son muchos y eh?, haber ido a ese baño pequeño que cualquiera cree que se tragará tu anatomía, el viaje comienza a tener otro sentido. Se torna más profundo, más limpio quizás, aunque es dificil competir con aquellos algodones de azúcar llamados nubes, sin embargo se hace lo que se puede. Ahora que lo pienso, luego de hora y media de viaje, ya he despegado antes, tal vez más veces de lo que recuerde. La primera vez que despegué podría haber sido desde el vientre de mi madre, cuando por motivos de espacio y otros tuve que salir de él, para asi recibir el cariño de mi familia, sobrevivir autonomamente, y respirar ese aire que cada día más contamino, pero sobre todo para seguir despegando... Asi que salí, aunque admito que por la fuerza, creo que desde ahi esta lo miedosa de mi persona. Luego vinieron los depegues típicos de un bebé: caminar, hablar y quejarse, y aprender a comer comida solida...ahhhh, sí...tambien lo admito: yo ataqué hambrientamente a mi madre hasta el año un mes; pero sin duda alguna creo que todos recordamos nuestro primer dia de clases...que llanterio!!!, era el llanto de un niño multiplicado por 30 o hasta veces más, que gran despegue!!! ya eramos niños estudiantes. Esto me llevó mas menos una hora de vuelo más, recordar cada momento de estos despegues y es increible las coincidencias que hay con éste, fisiologicamente hablando y porque no decirlo, circunstancialmente también, eran despegues propios, personales, autónomos. Desde esas primeras etapas salté a uno de los despegues que más marca nuestra existencia; la adolescencia. Muchos no la habrán pasado bien, pero nadie puede decir que no le sirvió de algo. Confieso que he vivido duras experiencias, como todos, y que muchas veces en pleno despegue he querido renunciar y bajarme del avión, dejar todo botado, quedarme en tierra aunque eso signifique no conocer el otro lado del planeta, aunque eso signifique anclarme a la incertidumbre de ¿¿¿qué habría pasado si???, por eso, aunque sude hasta lo más profundo de mi ser he despegado desde el vientre de mi mamá, desde sus brazos, su comida, sus interpretaciones a mi lenguaje, desde mis miedos, desde mi desconfianza, desde mis traumas, desde lo que en general me rodea... Para que hablar del primer beso.... ya todos recordamos ese momento, y los primeros sufrimientos por un amor no correspondido, muchos ya conocimos eso, pero percatemonos de algo... hemos dado un gran despegue al entregarnos cuando hemos amado, ¿que despegue puede costar más que amar, confiar, entregarse, etc?, todos mis despegues anteriores han sido motivados por un fin común, que ahora recien me doy cuanta: he confiado, y no discuto que muchas veces los resultados no fueron los esperados, pero en cada despegue, en cada tensión por muy grande o pequeña que sea, en cada nuevo sudor frente a un algo nuevo, he crecido, madurado y sobre todo confiado... he vivido.

Ya pasó mas de otra hora, anuncian que hemos llegados a Sao Paulo, ajustamos los cinturones y nos preparamos para aterrizar, otro acontecimiento complicado... las manos vuelven a sudar... he llegado a lo desconocido,y no queda más que a confiar y sobre todo vivir!!!.