intis.

He dejado caer mis recuerdos y deseos, aventuras y desventuras, amores y desamores...me presento como soy, andrógino, caos, orden, complicada y sencilla, triste y alegre...no vengo de un sólo lugar, vengo de todas partes...

lunes, junio 25, 2007

Gabriela en cuatro mujeres

La mujer de largas faldas y pelo corto sin gracia, la tejedora oriunda de Vicuña, la inerte ante algunos hombres, la sin sabor divagante, la cara triste y pálida, el sol quemante y mirada perdida, la ausente, la presente , la perdida y la buscada...ella, la primera mujer, camina sin dejar rastro sobre arena, pues es tan liviana, llora sus penas y sonrie sus alegrias en trozos varios de papel, tejiendo historias propias camufladas de fantasias. Clamando amores del que tanto amó, vistiendo al tiempo con la indiferencia de respuesta y viviendo a fuego lento la quemadura de su corazón...Pobre Gabriela, la tristeza es ancha y la sonrisa angosta cantando canciones amargas, sin embargo, mirando por la ventana, vuelve a vivir.
Los niños, gran inspiración para la gran canción que ya se creaba, danzas y cantos al son de tan maravillosas y sorpresivas criaturas. Las faldas ya no eran tiesas y sin gracia, ahora Gabriela al girar les daba ese bulto que tenía en su alma, bajo el cielo azul y violeta del atardecer cantaba con aquellos que se animaban, dejando al descubierto las travesuras de sus patitas rechonchas y buscadoras de aventuras, esos piecesitos de niño, dando la mano y danzando, siendo una sola flor y nada más...así, con esa dulzura Gabriela se cubrió de trapos nuevos y nuevas historias, creyendo en su corazón capaz del sumo ensueño,dejando atras a aquella primera y viviendo esta segunda...segunda que partía...
Allá lejos de su Vicuña, entre tanta civilización y tan nuevo decoro su vista se deslumbraba con todo lo que se abria paso ante sus ojos, la maestra de escuela había llegado a Paris, con la maleta común de cada inmigrante, dejando atrás a aquellas cubridoras de piernas y aquel aire de desolación que la embargaba, sientiendo la vida a prisa como el viento fugitivo que se colaba por sobre sus boinas de invierno, siendo mujer de lápiz y tinta, siendo mujer tierna y mujer audaz, siendo mujer de faldas media pierna y pierna entera, de sazón y sabor, de seguridad y equilibrio, de secretos y vientos, de sueños y pesadillas , la intensa y la tenue...mujer al fin y al cabo, la tercera mujer.
Voló con sus alas cada día transcurrido hasta llegar a un país sin nombre, deteniendo sus alas para aterrizas en la bruma de la mañana e instalarse en el nuevo destino, sellando las heridas ya causadas del viaje, y guardando los recuerdos y vivencias de esas tres antiguas mujeres, tres mujeres en una y la cuarta se asomaba entre las cortinas de la historia. Ya cansada y con nostalgia, con tanta escritura e ilustraciones en el cuerpo, ya tanta tinta y papel usado, ya tanto legado entregado, ya tanto de todo y tanto de nada, ya tanto dormir y envejecer, ya las canas cubriendo los ojos, pareciera que se vuelve a quemar a fuego lento el corazón en este país sin nombre, sientiendose sola como aquella primera y naciendo de las montañas junto al mar para despertar de tal ausencia, sellando ya el libro de historietas propias y fantasias, nunca mal gastando las palabras que se han de pensar, pues en el momento propicio de la llegada tardía son clave para la que ya no está, abriendo las alas para el nuevo viejo , pues ya la cuarta mujer ha de descansar...

domingo, junio 10, 2007

Los 50

Hace tiempo que no veía a mi papá entusiasmado por su cumpleaños, es que realmente cincuenta no se cumplen todos los dias, y menos en las condiciones de él, ya que la vida si bien no ha sido del todo cortes , al menos lo ha mantenido con buena salud, y no es por nada, pero tambien con una buena familia. Ese día no hicimos nada especial, mi papá debía dar su examen de renovación de licencia, y lamnetablemente no le fue bien, asi que tenía que descansar la vista y darla al otro día, entonces decidimos hacer una pizza para la once y lo pasamos de maravilla,luego se dispuso a dormir temprano, y valió la pena, aprobó el examen, por lo mismo puede seguir trabajando. Durante esa semana pensó en invitar a sus compañeros de trabajo para festejar el aconteciemiento de un año más, primero insistia en hacer anticuchos, pero todos le decíamos que no, ya que era invierno y todos iban a terminar como cubitos de hielo en el patio, mi mamá pensó en una comida, sólo para él y sus amigos, costó convencer al viejo, porque parece que con lso años se ponen más mañosos de lo que ya la vida los ha forjado. A fin de cuenta terminó accediendo a la propuesta, y el dia escogido fue el sabado 9 de Junio. Despues de la jornada de trabajo del día viernes, el pobre viejo llegó con la carne y tantas otras cosas más para la festividad, todos ayudamos a guardar las cosas, es raro ver a mi papá entusiasmado por algo que a él le compete, pero parecía niño de 5 años, sólo que él cumplía 50. Al otro día llegó temprano, había citado a sus compañeros a las 9 de la noche, durante la tarde mi mamá estuvo preparando la comida, yo ordené la mesa, mi hermano compró una torta sorpresa y mi hermana, como nunca, estaba dispuesta a ayudar. Estaba todo listo, la mesa linda, la carne cocinada, las ensaladas en la mesa, el vino selecionado especialmente para la ocasión, todo listo. Dentro de mi se tejía un presentimiento constante, el cual no me gustaba, presentía que nadie llegaría, pero al ver la cara y como mi papá estaba, prefería no pensar en ello...
Ya eran las 10 y algo, y cada vez que pasaba un auto por fuera de la casa , mi viejo se asomaba instantáneamente buscando entre la oscuridad a alguien conocido, pero no veía a nadie...nadie llegó. Decidimos, no preguntar y menos insistir, simplemente dijimos, bueno esta todo listo, sentémonos. Hicmos un brindis por los 50, hasta tomé vino, cosa que nunca hago, cenamos en familia, tomamos fotos, conversamos y luego vimos un poco de televisión, cerca de las una de la mañana ya el sueño se apoderó de todos, y mi viejo cincuentón se acostó a dormir. Se veía triste, pero siempre parece triste, sin embargo esta vez era distinto. Todos estabamos tristes, todos sentíamos un nudo en la garganta, todos teníamos ganas de llorar. Al acostarme me despedí de él, parece que había sollozado, aunque ocultó su rostro disimulando estrar en trance con morfeo, fui a mi dormitorio, me cubrí con mis ropas y confieso que lloré, despues de tanto tiempo lloré por mi viejo.